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#8M Amas del Universo

La industria juguetera, a través del marketing y la publicidad, ha pretendido (y conseguido muchas veces) forjar roles de género, de lo “masculino” y lo “femenino”, en una feroz competencia de ventas, enfocados en crear y vender esos juguetes que “quieren” los niños y las niñas. Los que crecimos en los 70 y 80’s damos cuenta perfectamente de eso, de la manera en que eran separados los roles, para las niñas: muñecas con fisonomía, profesiones, actitudes y accesorios determinados, bebés, cocinas y todo tipo de “juguetes” relacionados a los quehaceres domésticos; y para los niños, pues ya saben la otra parte: deportes, muñecos de personajes de fantasía, acción, construcción y creatividad. Todo esto pretendiendo definir el lugar que debía ocupar cada quién en la sociedad, se veía un drama familiar de aquellos si un niño pretendía explorar y jugar con juguetes de «niña» y, por su puesto, viceversa.

En mi caso, cuando tenía entre 8 ó 10 años aproximadamente, soñaba con tener juguetes que claramente jamás me iban a comprar “porque no eran para niñas”. Añoraba con todo mi ser tener un He-Man, un Battle Cat y un Skeletor, y por esa misma construcción de la sociedad, los niños que tenían esos juguetes tampoco me dejaban jugar con ellos. También, alucinaba con la publicidad en doble página de las revistas que mi mamá compraba (creo que quincenalmente) “BUENHOGAR”, una revista para el segmento dueñas de casa – jefas de hogar (amas de casa en Venezuela, ¡que horror!), con tips de belleza, como mantenerse joven, estar delgada, tu casa siempre ordenada y limpia, recetas fáciles y deliciosas, como mantener viva la llama en el matrimonio y por su puesto una novela para delirar con el amor romántico. Y entre todo este contenido, una maravillosa doble página que anunciaba la línea de juguetes de Star Wars. En filita, todos los personajes y naves, los cuales miraba por muchísimo, pero muchísimo rato, en modo sueño inalcanzable. Mientras, tenía que conformarme con la cocinita, los bebés que lloran y Barbie. No me puedo quejar, ya que también me regalaban lápices de colores y materiales de arte, y aunque nada se comparaba con Los Amos del Universo y Star Wars, la manera en que me incentivaron mi papá y mi mamá, es lo que me permite hoy reflexionar desde el arte (diseño, comic e ilustración), que es a lo que me dedico, y eso no tiene precio.

Afortunadamente, vivimos tiempos maravillosos en los que no aceptamos más la imposición de nuestro supuesto rol como mujer dentro de la sociedad según el establishment, donde “tendríamos” que: sonreír siempre, no alzar la voz, estar jóvenes y delgadas, no contradecir, ser siempre amables y agradables, mostrar piel y cubrirse, ser sexy, pero no parecer una cualquiera, tampoco parecer muy descuidada. Ser algo para estar allí bonita y calladita, demostrar que necesitamos de una contraparte masculina para estar completas como seres humanos, ser inteligentes pero no mucho, mostrarnos débiles porque a los hombres no les gustan las mujeres muy independientes, casarnos, tener hijos (por su puesto), y claro, “mantener viva la llama en el matrimonio”.

Hoy, nosotras somos simplemente nosotras, levantamos la voz, nos hacemos notar, decimos lo que pensamos, cuestionamos y si no nos parece, contradecimos, actuamos, nos cuidamos entre todas, no nos callamos más y entendemos que el rol que debemos tener en la sociedad, es el rol que elijamos, el que queramos y decidamos por nosotras mismas. Asimismo, debemos enseñar a las niñas y no tan niñas, que somos autónomas de nuestro propio cuerpo, libres como individuos, como seres humanos, y que es única y exclusiva decisión nuestra (y de nadie más) si queremos ser Barbie, He-Man, Skeletor, Chewbacca o la princesa Leia.

Marli Ramos «La Milagrosa» / Directora de Arte / @mmrrch